jueves, 8 de noviembre de 2007

Un mágico y no mágico final


Desde 1997 (al menos en mi caso), los seguidores del famoso maguito de las gafas y la cicatriz en forma de rayo no se perdieron un libro, una palabra, ni siquiera una coma de la serie de libros de aventuras más exitosa de la última década.

Fueron diez años de esperas, emociones, lágrimas, encantamientos y hasta clases de magia. Leer las novelas de Rowling causaba adicción y puedo asegurar que más de un fan dejó de dormir por leer el eterno "último capítulo del día".

Pero llegó el séptimo, el final de Harry Potter. Su título, "Harry Potter and the Deathly Hallows", no dejaba de provocar curiosidad. La pregunta más frecuente: ¿morirá Harry?; las respuestas: siempre variadas; había quien quería que se sacrificara para que el temible Lord Voldemort fuera al fin vencido, pues su conexión con Harry era tan fuerte que no había otra forma de romperla; hubo quien deseaba que el héroe viviera, se casara y tuviera hijos. Muchos fans querían que los personajes que murieron en libros anteriores resucitaran... No cabe duda que fue una obra de gran expectativa.
Los rumores corrieron, los libros fueron apartados hasta con un año de anticipación. Y la verdad es que el final, al menos en opinión de algunos, trata de no decepcionar a nadie. Se trata de la novela más reveladora de la serie completa: se dan a conocer los secretos del pasado de Dumbledore (un genio siempre es interesante, y lo que le da sabiduría es que no sólo conoce el lado luminoso, sino también el oscuro); el odio por Severus Snape pierde intensidad; sabemos un poco más sobre la infancia de Lily, la madre de Harry; los tres amigos (Harry, Ron y Hermione, para los que no lo sepan) no regresan a Hogwarts a cursar su último año; se persigue a los hijos de muggles (gente no-mágica), a los muggles y a sus simpatizantes, y por supuesto, los mortífagos buscan a Harry por todas partes.

La emoción a lo largo de toda la novela es impresionante: muchas vueltas inesperadas, varios clímax, nuevos personajes... y sí: muertes, muchas muertes (algunas más dolorosas que otras).

Ahora bien, ¿por qué leer este libro? Si se es fan de la serie, la pregunta es ofensiva. Si no, la razón estribaría en que es una historia bien narrada, bastante entretenida, llena de fantasía (para los que gustan de ella) y aventuras, y se trata del último tomo de Harry Potter, el final de la historia de una figura mediática, de un ícono.

Por último, para todos los geeks que (como yo) se pusieron a inventar millones de finales con la palabra "cicatriz" por culpa del rumor que decía que la serie acababa con este término, un aviso: es falso. Pero seguramente a estas alturas, ustedes ya lo saben.

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